domingo, 9 de diciembre de 2012

¿Influyó Horacio en los poetas del siglo XVI?

      La publicación de las Odas y Épodos de Horacio, de la editorial Cátedra a cargo de Manuel Fernández-Galiano y Vicente Cristóbal, me ha remitido a la obra de D. Marcelino Menéndez Pelayo, publicada en el año 1885, Horacio en España, donde realiza un estudio sobre los traductores castellanos, catalanes y gallegos de Horacio, para después comentar cuál fue la trascendencia de Horacio en la poesía de Castilla y Portugal. Este autor advierte que Horacio fue uno de los poetas menos saboreados de la Edad Media, (...) ni el fondo de Horacio ni su expresión convenían a la Edad Media (...)
Es indudable que Horacio fue el poeta menos leído, si exceptuamos a Catulo, Tibulo y Propercio que permanecieron aun más olvidados. Será, pues, en el siglo siguiente, época de mayor florecimiento de los estudios clásicos, cuando se abre la serie de traductores e imitadores horacianos con Garcilaso, que si bien no imitó directamente ninguna oda del venusino, sí que emuló las increpaciones de Horacio a Lidia, seductora del joven Síbaris. En realidad, a él se debe la primera joya Horaciana de la poesía moderna, La flor de Gnido. que resucita la erótica horaciana y creó a la vez una combinación rítmica suelta y fácil.

           Además, un artículo de Manuel Mañas Núñez, me ha llevado hasta Horacio (Oda 2, 16) En Francisco de Medrano (Oda XXIV),así como Rafael Herrera Montero hasta, La lírica de Horacio en Fernando de Herrera. Sin embargo, siguiendo a Menéndez Pelayo, es Fray Luis de Leon quien consiguió encarnar su pensamiento en las formas de la poesía antigua, y en especial en la de Horacio, vertiendo en las antiguas tinajas vino nuevo, o trabajando con manos cristianas el mármol gentilíco, para valernos de una frase exacta y feliz. Siendo que, en una ocasión, este mismo autor llega a reprochar a Fray Luis que, en su afán por imitar el metro horaciano, alguna estrofa sea oscura, otra incompleta y que “en sus versiones, propiamente dichas, abundan los versos flojos, las frases desmayadas, y aun las torcidas inteligencias del sentido", en otra ocasión, más adelante, encomia la exquisita poesía que se desprende de cualquiera de sus audacias de lenguaje.

          Me he centrado en el Epodo II de Horacio, redactado hacia el año 37 a.C., que es el más claro exponente de la exaltación de la vida del campo frente a la de la ciudad, presentando una descripción idílica de las actividades del campesino. Pero, al mismo tiempo, mediante una pincelada irónica en los versos finales, viene a ser también una recia censura contra la actitud vital de aquellos hombres que nunca están contentos con su suerte. No hay que olvidar que la mempsimoiría, la “queja contra el destino”, es efectivamente uno de los temas centrales en la obra de Horacio.

          En 1928, la Real Academia española publica las Poesías de Fray Luis de Leon editada con los comentarios de D. Marcelino Menéndez y Pelayo. Obra que estoy siguiendo en mi trabajo para comparar la traducción de este Epodo II hecha por Fray Luis con el texto de Horacio, conocida como "Beatus ille". Por lo pronto, hay que dejar constancia de que, en esencia, ni se añade ni se quita nada al original latino. Verso por verso, existe una exacta correspondencia entre el modelo y su traducción. Veámos un ejemplo
Si Horacio comienza su texto:
Beatus ille qui procul negotiis,
ut prisca gens mortalium,
paterna rura bobus exercet suis
solutus omni faenore

Fray Luis de León lo traduce:

Dichoso el que de pleytos alejado

qual los del tiempo antigo,

labra sus heredades no obligado

al logrero enemigo

           Lo único que puede haberse omitido es el paterna aplicado a “sus propios bueyes” (bobus suis) Sin embargo, respecto a las dos últimas parejas de versos de la oda, considera Menéndez Pelayo que son flojos y no conservan nada de la ironía del original:

Ansí, dispuesto un cambio ya al arado
loaba la pobreza;
ayer puso en sus ditas todas cobro;
mas oy ya torna al logro.

           Con todo, sigo trabajando en este tema.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Ad inferna

           Seznec, en Los Dioses de la Antigüedad en la Edad Media y el Renacimiento nos dice: La Iglesia no expulsó a las antiguas divinidades; únicamente las degradó, poniéndolas a la altura de los espíritus maléficos. (...)
           La actitud de Dante ante las divinidades paganas es profundamente original. Las trata con dignidad, incluso con reverencia. No sólo acepta la realidad de estos seres sobrenaturales, sugiere que han desempeñado, entre la Caída y la Redención, un papel premonitorio, consistente en aclarar a veces las lecciones del Antiguo Testamento. En la "Biblia de los Gentiles", los grandes dioses, los superi, inteligencias veladas, estaban encargados de hacer sentir al mundo, de forma disimulada, la autoridad del verdadero Dios. Por las sanciones que Júpiter o Apolo inflingían a los culpables mortales, hacían presentir a las criaturas humanas la absoluta sumisión debida al Creador. El tema titánico de la Commedia es el de la insubordinación y la rebelión y sus castigos.
Dante confirma las sentencias condenando al infierno a los rebeldes fulminados por los dioses. En cuanto a los demonios que les atormentan, sitúa a los más notorios - Caronte, Plutón y Minos- entre los inferi. A estas inteligencias caídas se les otorgan funciones infernales, se han pasado al servicio de Satán.

           Repasemos cómo se entra al reino del Hades:

           Virgilio, en el libro VI de la Aeneida, nos describe cómo llegan las ánimas al Averno,

huc omnis turba ad ripas effusa ruebat,               305
matres atque uiri defunctaque corpora uita
magnanimum heroum, pueri innuptaeque puellae,
impositique rogis iuuenes ante ora parentum:
quam multa in siluis autumni frigore primo
lapsa cadunt folia, aut ad terram gurgite ab alto                310
quam multae glomerantur aues, ubi frigidus annus
trans pontum fugat et terris immittit apricis.

           Paragonable, en la Divina Commedia, este caer de las almas en el infierno al lento caer de las hojas de otoño que de una en una se desprenden de la rama, hasta que el árbol, como si fuera una persona, resulta despojado de sus vestiduras.(Inf., III; vs 112 y ss)  
Come d'autunno si levan le foglie
l'una appresso de l'altra, fin che 'l ramo
vede a la terra tutte le sue spoglie,

           Eneas entrará en el inframundo, al igual que Dante avanzará por los círculos del Inferno. No es casual que un Virgilio actante se convierta en guía, maestro e incluso en padre de Dante en semejante misión. Deben atravesar el inframundo para que pueda alcanzar la redención.
Las puertas que conducen a este infierno, cobran voz mediante una inscripción que define lo que en este reino van a encontrar:  

 'Per me si va ne la città dolente,
per me si va ne l'etterno dolore,
per me si va tra la perduta gente.
Giustizia mosse il mio alto fattore;
fecemi la divina podestate,
la somma sapïenza e 'l primo amore.
Dinanzi a me non fuor cose create
se non etterne, e io etterno duro.
Lasciate ogne speranza, voi ch'intrate'.

           Así pues, traspasadas las puertas de la mano de Virgilio, Dante encontrará al barquero Caronte, quien transporta las almas condenadas de una ribera a otra del río. El río Aqueronte del griego Αχέρων Akhérôn, ‘temible’, puede traducirse como ‘río de la tragedia’ Aqueronte era uno de los cinco ríos del Inframundo. Se cuenta que en sus aguas todo se hundía salvo la barca de Caronte, que accedía a pasar las almas de los difuntos a cambio del óbolo o de monedas de ceniza que se ponían a los muertos en los ojos para pagarle la travesía. En la mitología Caronte, Χάρων Khárôn, ‘brillo intenso’ es hijo de Erebo y de la Noche.
           Se le atribuye una apariencia monstruosa y demoníaca; divinidad pagana transformada en demonio (ps.,XCV,5 omnes dii gentium daemonia) relampagea fuego por sus ojos, lo que le da su fuerza maléfica.
Si hay alguna alma que se retrasa, Caronte se sirve de la airada acción de remar para golpearla. 

    Caron dimonio, con occhi di bragia
loro accennando, tutte le raccoglie;
batte col remo qualunque s'adagia.

          El gesto impaciente de Caronte está retratado en  el Giudizio de la Capilla Sistina por Michelangelo.



 

domingo, 28 de octubre de 2012

Mῦθος: Edipo Rey

Si prestamos atención al tratamiento moderno que se ha dado al concepto de mito, encontramos que se ha intentado asimilar también a él, la idea de leyenda, saga e incluso el cuento. Esta última acepción, la de cuento popular o cuento maravilloso, me ha llevado inmediatamente hasta Vladimir Propp: un erudito ruso dedicado al análisis de los componentes básicos de los cuentos populares rusos, para identificar sus elementos narrativos irreducibles más simples. En 1928, publica su Morfología del cuento (Morfológiya skazki). Así, analizó los cuentos populares hasta que encontró una serie de puntos recurrentes que creaban una estructura constante en todas estas narraciones. Es lo que se conoce como "las funciones de Vladimir Propp".

Mi propósito inicial era haber realizado un análisis completo de la tragedia Edipo Rey, aplicando esta morfología del cuento propuesta por dicho autor. Mi sorpresa, al investigar en el tema, ha sido que este mismo autor ya había hecho el trabajo por mí. El folklorólogo ruso en 1994 publicó un ensayo titulado Edipo a la luz del folklore.

He llegado a este ensayo a través de otro autor, pues Juan José Prat Ferrer, en el año 2006 publica Bajo el árbol del paraíso. Historia de los estudios sobre el folclore y sus paradigmas. En este libro hace referencia al relato biográfico del héroe griego que mejor ha sobrevivido en la cultura contemporánea, es decir, Edipo. Cómo se ha mantenido en la tradición culta gracias al interés que ha suscitado no sólo entre estudiosos de las lenguas y literaturas clásicas, sino también, y sobre todo, gracias las teorías que los psicólogos desarrollaron sobre el complejo de Edipo.

Si alguno tiene tiempo y le apetece ojearlo:
http://books.google.es/books?hl=ca&id=9lF4vSTbg0cC&q=edipo#v=snippet&q=edipo&f=false

Propp parte de la siguiente tesis para llevar a cabo sus estudios estructurales: «En cada variante de cuento aduciremos materiales extrafolclóricos que muestran que el cuento no se construye sobre la libre fantasía, sino que refleja ideas y costumbres realmente existentes. De este modo, se abrirá ante nosotros no sólo la diversidad del motivo sino también sus fundamentos históricos

Al estudio e interpretación de parte de estos elementos "extrafolclóricos" del mito de Edipo, se ha dedicado mucha literatura en el último siglo. El profesor Juan José Prat Ferrer la repasa detalladamente en su obra, desde diferentes puntos de vista: mitólogos, folclorólogos, ideólogos,... o, sobretodo, psiconanalistas. Describe, en este sentido, las interpretaciones sobre nuestro mito que han dado autores como el mencionado Vladimir Propp, Eric Fromm, George D. Thompson , Joseph Campbell, George Devereux, Lévi-Strauss, ... incluso Jean-Pierre Vernant.