sábado, 14 de septiembre de 2013

Tierra, Cultura y Etimología

La etimología nos relaciona el origen de toda cultura con la tierra.
Artículo publicado en "Mito, revista cultural"

http://revistamito.com/archivos/464

La cultura tiene sus raíces en la tierra

Kultur, kultura, culture, kulturo, Κουλτούρα, cultuur, cultură…  son diferentes maneras de denominar lo que nosotros llamamos ‘cultura’

La primera acepción que el diccionario nos da para este término es la de cultivo. En verdad, el término procede (como tantos)  del latín  cult?ra y hace referencia al verbo latino colo. Este verbo viene a significar cuidar.
En la antigua Roma, por supuesto, cuidaban las tierras que ofrecían el sustento para la familia de cada uno (el hogar) y para la familia de todos ( la res publica).  Debían aplicar cuidadosamente todo el saber aprendido para obtener tan valioso tesoro: los alimentos. Este saber englobaría supuestos basados en la técnica y a su vez en la superstición.
Precisamente el dominio de las tierras y del “cuidado de éstas” movió la primera guerra mundial entre los hombres del mundo conocido: Roma ansió el dominio de las fértiles tierras sicilianas y su producción de grano.
Sin embargo, la última de las acepciones que nos indica el diccionario está vinculada al culto religioso. En efecto, los primitivos romanos cuidaban de las tierras con veneración. No sólo significaban alimento.  Convertidas en recinto sagrado (munus), aquellos romanos enterrarían en las tierras de su propiedad, los restos de sus antepasados. Así, sería el lugar donde el paterfamilias iba a reposar eternamente y para ello, deberá asegurarse un primogénito que garantice su descanso. El primer varón será el responsable de velar por la correcta realización de los ritos familiares secretos para venerar a los ancestros. Con lo que la herencia de la tierra implicaba necesariamente el culto a los antepasados familiares allí enterrados. ¡Pobre Tiberio Graco!  apaleado, lanzaron su cuerpo sin vida al río; al negarle la sepultura, le infringieron  el peor de los castigos: condenaron a su espíritu a vagar sin descanso por siempre. Mucho debió sufrir Ovidio su destierro, exiliado en el lejano Ponto, jamás su espíritu encontraría la paz.
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Mito de la fundación de Roma © Trishhhh
Es más, para la fundación de cualquier ciudad, era necesario, en primer lugar, delimitar su recinto sagrado. Rómulo lo marcó con un arado, cavaron un pequeño foso en su interior y allí, tanto él como la comitiva de patres presentes, lanzaron un puñado de tierra procedente del lugar sagrado donde cada uno, en su respectiva patria, tenía enterrados a sus antepasados. Se establece así el vínculo definitivo con la nueva patria. Tuvo la osadía Remo, su hermano, de burlarse de estos asuntos tan serios y lo pagó con su vida.
Por otra parte, los romanos también “cuidan” los dioses, se les rinde culto para que sean benévolos con la cosecha de los campos y con la cosecha de “suertes” para los humanos. En este sentido, los romanos fueron muy estrictos en sus ritos, que se traduce en piadosos, como lo entiende  John Scheid, dentro de una religión muy cultual. El culto en sí mismo, es decir, la forma en la que se realizan los ritos es lo que realmente importa en toda ceremonia: se debe emplear las palabras justas, los gestos apropiados, el lugar adecuado… y sólo unos pocos – muy selectos dentro de la alta clase social- tendrían el privilegio de conocer este secreto formato e interpretar la voluntad de los dioses (y de paso, decidir el futuro de Roma) establecidos en 12 colegios sacerdotales para atender los cultos religiosos..
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Emperadores romanos © Ed Uthman
Hasta aquí,  el diccionario nos ha relacionado la cultura con el cultivo de la tierra y con el cultivo de los dioses. Pero eso no es todo: -cultura es un gran sufijo. La apicultura, avicultura, piscicultura, ostricultura, colombicultura y cunicultura, … entre otras y, con gran tradición, nos anima a que cuidemos de los animales. También, gracias a la puericultura podemos cuidar de nuestros más pequeños.  El cultor era el que adora o protege. De ahí que el agricultor adorase a los númenes con  la misma vehemencia que se encargaba de sus campos.  Y con la agricultura, volvemos otra vez a cuidar de los productos que nos ofrece la tierra: floricultura, fruticultura, horticultura, oleicultura, olivicultura… 
Gran afición tenía el gran Cicerón por todas esas actividades agrestes. Amaba sus inspiradoras  tierras de Tusculum, donde se retiró a escribir prosa y poesía. Precisamente allí, en el año 46 a. de c, dos años antes de su muerte escribiría,  Tusculanae disputationes, donde resulta ser el primero en establecer la metáfora del campo con las actividades y virtudes humanas empleando el término cultura como “cultura animi”, en su libro segundo.  Entendemos, entonces, la segunda acepción que nos da el diccionario de la Real Academia Española cuando dice que “cultura” es un conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico.
Marco Tulio Ciceron busto Museos Capitolino
Marco Tulio Ciceron © Museo Capitolino
Por último, el diccionario menciona un uso colectivo del nuestro término definiendo la cultura como un conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc. Así, podemos aplicar el término a la cultura micénica, para hacer referencia a la civilización prehelénica del final de la Edad de Bronce, de la misma manera que Claude Chastagner puede  hablar de “la cultura del rock” surgida entre la década de 1950 y 1960 para referirse a una juventud occidental que construye un universo con leyes, códigos y valores propios alrededor de una música nueva e intensa: el rock.
Con todo, podemos afirmar que, si la incultura es precisamente la negación de todo lo anterior, tanto en el plano real como en el figurado, entonces debemos rechazarla y condenarla. Pues significa que estamos negando la capacidad de cuidar la tierra, de cuidar lo sagrado, de cuidar nuestro ánimo y de nuestra comunidad.
Por ello, el “reto de la cultura” debe contemplar una apuesta que garantice una Educación capaz de llenar a a las personas de todos estos conocimiento y experiencias – con aurea mediocritas-  no sólo en la parte de las destrezas técnicas,  sino también en las del ánimo.

martes, 14 de mayo de 2013

Una superstición nueva y maléfica

        El cristianismo surgió como una secta más dentro del judaísmo, los apóstoles predicaron en las sinagogas y los que escucharon reaccionaron de maneras distintas: a muchos convencieron y otros muchos se indignaron. De esta manera, los cristianos tuvieron un doble lucha, en primer lugar en el interior del judaísmo, contra las demás sectas que les consideraban herejes y por otra parte contra los paganos.
        Los paganos lanzaron duras críticas a un cristianismo creciente, al que no terminaban de separar del judaísmo. Argumentos como los de Porfirio o los desafortunadamente perdidos de Celso, atacaron a los cristianos, a sus creencias y costumbres desde la misma raíz de sus documentos sagrados, las Escrituras. Además arremetieron también acremente contra la figura de su fundador, Jesús, a quien los cristianos consideraban el "ungido" profetizado en los Evangelios, calificándolo como un taumaturgo más del momento.
        La "misión" convirtió a los apóstoles en difusores del Verbum de Dios por todas las ciudades. El mensaje de esperanza, de reencarnación, de comunidad de bienes, de ayuda entre hermanos,.... era de fácil aceptación entre las oprimidas clases más bajas. De esta manera, el movimiento rápidamente se propagó por todas las provincias romanas.

       Entendieron los paganos que los cristianos iban a resultar demasiado perjudiciales para el estado, pues no adoraban a sus dioses, ni ofrecían el culto según las antiguas costumbres, ni al emperador... sino que obedecían a otras leyes bastante exclusivas. Incluso Tácito llegó a pensar que los cristianos odiaban al género humano. Por tanto, paralelamente a la expansión del cristianismo, se originó un odio repleto de prejuicios anticristianos por parte de la masa pagana.
        El historiador describe las costumbres de los judíos con rechazo: todo es profano, realizan actos abominables, sarnosos, los acusa de avidez y pereza, ... Inexplicablemente para Tácito "Estos ritos, fuera cual fuera el modo en que se introdujeron, están respaldados por su antigüedad; el resto de sus prácticas, siniestras y vergonzosas, se han impuesto gracias a la depravación".(Historiae, Libro V, 5)

       Los romanos, que tradicionalmente eran abiertos a incluir las religiones de los territorios vencidos, no podrían tolerar las actitudes que despreciaran a sus dioses y a sus costumbres: Nada se les inculca antes que el desprecio a los dioses, el desamor a la patria y el tener a padres, hijos y hermanos por cosa sin valor. (Historiae, Libro V, 5)

       Tácito también rechaza un posible sincretismo entre los ritos judíos y el culto a Líber porque Líber instituyó unos ritos festivos y alegres, y los usos de los judíos son grotescos y sórdidos. (Historiae, Libro V, 5)
 
Suetonio, en Vida de los Césares,  califica el cristianismo como superstición maléfica.
(...) se persiguió con tormentos a los cristianos, una agrupación de individuos peculiar, que practicaba una superstición nueva y maléfica. (Nero, 16)

Plinio el Joven en una de las cartas dirigidas al emperador Trajano, advierte que los cristianos estaban ya muy extendidos, al igual entonces que las causas contra ellos. Los compara con una enfermedad contagiosa.
Y el contagio de esta superstición no se ha extendido únicamente por las ciudades, sino que se ha propagado también por los pueblos y el campo. Creo, no obstante, que la enfermedad puede ser detenida y curada. (Epistulae X 96, 9).

        Así, fueron objeto de duras persecuciones por parte de los emperadores: Nerón, Domiciano, Trajano....Hasta que, finalmente, la peculiar conversión del emperador Constantino supuso una nueva etapa para el cristianismo.

       Por otra parte, ya en los primeros siglos surgió mucha literatura en defensa de la Iglesia y de los cristianos. Autores como Lactancio, Arnobio, Tertuliano cargaron sus tintas, no sólo para desmentir las calumnias vertidas contra el cristianismo, si no, a su vez, para poner de manifiesto las cosas absurdas en las que se fundamentaba el paganismo. Uno de los documentos más explícitos de esta controversia lo encontramos en Contra Celso donde Orígenes rebate punto por punto todas las acusaciones de Celso.

        No debemos olvidar que el cristianismo convivió con otras corrientes de pensamiento muy influyentes en la época y en sus propias doctrinas, los ritos de las religiones mistéricas eran extendidos, a la vez que el culto al sol o el Neoplatonismo, que allanaron el terreno pagano preparándolo para un viraje hacia el monoteísmo. 

martes, 26 de marzo de 2013

El "Plan lector" de M. Fabius Quintilianus

         Actualmente, según viene establecido en la LOE, los centros educativos, tanto de enseñanza primaria como secundaria, ponen en práctica el llamado "plan lector": desde todos los departamentos se implica a maestros y profesores para desarrollar una especie de itinerario de varias lecturas obligatorias en sus materias, cuyas referencias vienen establecidas en sus programaciones anuales.
         Este hecho, que nos parece muy novedoso, no lo es en absoluto. M. Fabius Quintilianus, ya en el primer siglo de nuestra era, nos ofrecía una serie de recomendaciones bibliográficas para todo aquel que quisiera convertirse en un buen orador. El libro décimo de su Institución Oratoria, dedica su primer capítulo a presentarnos los mejores referentes en las letras griegas y latinas, de lectura prácticamente obligatoria, citados según el género en el que florecieron y por orden de importancia. Por supuesto Quintiliano confiesa que este orden lo ha establecido según su propio juicio, es decir, cargado de subjetividad; y, a su vez lo justifica argumentando que existen muchos otros autores y posiblemente también con muy buenos trabajos, pero él se limita a hacer una selección de unos pocos, pero procurando que sean los mejores: paucos (sunt enim eminentissimi) excerpere in animo est.

        He estado ojeando la edición latina comentada por Miguel Dolç publicada en el 1947 por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.  Nuestro autor reconoce que su tecnicismo retórico es árido y que la lectura de su libro puede resultar aburrida. En mi opinión es cierto que en algunos pasajes me he quedado algo atascada, en cuya situación me ha socorrido la edición traducida al español de los padres de las Escuelas Pías Ignacio Rodríguez y Pedro Sandier,  publicada por la Biblioteca Clásica, en 1916.
Ha sido una lectura bastante estimulante y provechosa, sobretodo por mi especial interés acerca de la opinión que le merecían a Quintiliano los autores romanos, a los que no sitúa con desventaja respecto a los autores griegos: ("...") En cambio, la historiografía (romana) no es inferior a la de los griegos. Y no vacilo en contraponer Salustio a Tucídides, y no lleve a mal Heródoto si es igualado a Livio.
 Sin lugar a dudas, su favorito, parece ser Cicerón, pues nombrarlo parece ser sinónimo de elocuencia misma: "... Cicero iam non hominis nomen sed eloquentiae habeatur"


domingo, 9 de diciembre de 2012

¿Influyó Horacio en los poetas del siglo XVI?

      La publicación de las Odas y Épodos de Horacio, de la editorial Cátedra a cargo de Manuel Fernández-Galiano y Vicente Cristóbal, me ha remitido a la obra de D. Marcelino Menéndez Pelayo, publicada en el año 1885, Horacio en España, donde realiza un estudio sobre los traductores castellanos, catalanes y gallegos de Horacio, para después comentar cuál fue la trascendencia de Horacio en la poesía de Castilla y Portugal. Este autor advierte que Horacio fue uno de los poetas menos saboreados de la Edad Media, (...) ni el fondo de Horacio ni su expresión convenían a la Edad Media (...)
Es indudable que Horacio fue el poeta menos leído, si exceptuamos a Catulo, Tibulo y Propercio que permanecieron aun más olvidados. Será, pues, en el siglo siguiente, época de mayor florecimiento de los estudios clásicos, cuando se abre la serie de traductores e imitadores horacianos con Garcilaso, que si bien no imitó directamente ninguna oda del venusino, sí que emuló las increpaciones de Horacio a Lidia, seductora del joven Síbaris. En realidad, a él se debe la primera joya Horaciana de la poesía moderna, La flor de Gnido. que resucita la erótica horaciana y creó a la vez una combinación rítmica suelta y fácil.

           Además, un artículo de Manuel Mañas Núñez, me ha llevado hasta Horacio (Oda 2, 16) En Francisco de Medrano (Oda XXIV),así como Rafael Herrera Montero hasta, La lírica de Horacio en Fernando de Herrera. Sin embargo, siguiendo a Menéndez Pelayo, es Fray Luis de Leon quien consiguió encarnar su pensamiento en las formas de la poesía antigua, y en especial en la de Horacio, vertiendo en las antiguas tinajas vino nuevo, o trabajando con manos cristianas el mármol gentilíco, para valernos de una frase exacta y feliz. Siendo que, en una ocasión, este mismo autor llega a reprochar a Fray Luis que, en su afán por imitar el metro horaciano, alguna estrofa sea oscura, otra incompleta y que “en sus versiones, propiamente dichas, abundan los versos flojos, las frases desmayadas, y aun las torcidas inteligencias del sentido", en otra ocasión, más adelante, encomia la exquisita poesía que se desprende de cualquiera de sus audacias de lenguaje.

          Me he centrado en el Epodo II de Horacio, redactado hacia el año 37 a.C., que es el más claro exponente de la exaltación de la vida del campo frente a la de la ciudad, presentando una descripción idílica de las actividades del campesino. Pero, al mismo tiempo, mediante una pincelada irónica en los versos finales, viene a ser también una recia censura contra la actitud vital de aquellos hombres que nunca están contentos con su suerte. No hay que olvidar que la mempsimoiría, la “queja contra el destino”, es efectivamente uno de los temas centrales en la obra de Horacio.

          En 1928, la Real Academia española publica las Poesías de Fray Luis de Leon editada con los comentarios de D. Marcelino Menéndez y Pelayo. Obra que estoy siguiendo en mi trabajo para comparar la traducción de este Epodo II hecha por Fray Luis con el texto de Horacio, conocida como "Beatus ille". Por lo pronto, hay que dejar constancia de que, en esencia, ni se añade ni se quita nada al original latino. Verso por verso, existe una exacta correspondencia entre el modelo y su traducción. Veámos un ejemplo
Si Horacio comienza su texto:
Beatus ille qui procul negotiis,
ut prisca gens mortalium,
paterna rura bobus exercet suis
solutus omni faenore

Fray Luis de León lo traduce:

Dichoso el que de pleytos alejado

qual los del tiempo antigo,

labra sus heredades no obligado

al logrero enemigo

           Lo único que puede haberse omitido es el paterna aplicado a “sus propios bueyes” (bobus suis) Sin embargo, respecto a las dos últimas parejas de versos de la oda, considera Menéndez Pelayo que son flojos y no conservan nada de la ironía del original:

Ansí, dispuesto un cambio ya al arado
loaba la pobreza;
ayer puso en sus ditas todas cobro;
mas oy ya torna al logro.

           Con todo, sigo trabajando en este tema.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Ad inferna

           Seznec, en Los Dioses de la Antigüedad en la Edad Media y el Renacimiento nos dice: La Iglesia no expulsó a las antiguas divinidades; únicamente las degradó, poniéndolas a la altura de los espíritus maléficos. (...)
           La actitud de Dante ante las divinidades paganas es profundamente original. Las trata con dignidad, incluso con reverencia. No sólo acepta la realidad de estos seres sobrenaturales, sugiere que han desempeñado, entre la Caída y la Redención, un papel premonitorio, consistente en aclarar a veces las lecciones del Antiguo Testamento. En la "Biblia de los Gentiles", los grandes dioses, los superi, inteligencias veladas, estaban encargados de hacer sentir al mundo, de forma disimulada, la autoridad del verdadero Dios. Por las sanciones que Júpiter o Apolo inflingían a los culpables mortales, hacían presentir a las criaturas humanas la absoluta sumisión debida al Creador. El tema titánico de la Commedia es el de la insubordinación y la rebelión y sus castigos.
Dante confirma las sentencias condenando al infierno a los rebeldes fulminados por los dioses. En cuanto a los demonios que les atormentan, sitúa a los más notorios - Caronte, Plutón y Minos- entre los inferi. A estas inteligencias caídas se les otorgan funciones infernales, se han pasado al servicio de Satán.

           Repasemos cómo se entra al reino del Hades:

           Virgilio, en el libro VI de la Aeneida, nos describe cómo llegan las ánimas al Averno,

huc omnis turba ad ripas effusa ruebat,               305
matres atque uiri defunctaque corpora uita
magnanimum heroum, pueri innuptaeque puellae,
impositique rogis iuuenes ante ora parentum:
quam multa in siluis autumni frigore primo
lapsa cadunt folia, aut ad terram gurgite ab alto                310
quam multae glomerantur aues, ubi frigidus annus
trans pontum fugat et terris immittit apricis.

           Paragonable, en la Divina Commedia, este caer de las almas en el infierno al lento caer de las hojas de otoño que de una en una se desprenden de la rama, hasta que el árbol, como si fuera una persona, resulta despojado de sus vestiduras.(Inf., III; vs 112 y ss)  
Come d'autunno si levan le foglie
l'una appresso de l'altra, fin che 'l ramo
vede a la terra tutte le sue spoglie,

           Eneas entrará en el inframundo, al igual que Dante avanzará por los círculos del Inferno. No es casual que un Virgilio actante se convierta en guía, maestro e incluso en padre de Dante en semejante misión. Deben atravesar el inframundo para que pueda alcanzar la redención.
Las puertas que conducen a este infierno, cobran voz mediante una inscripción que define lo que en este reino van a encontrar:  

 'Per me si va ne la città dolente,
per me si va ne l'etterno dolore,
per me si va tra la perduta gente.
Giustizia mosse il mio alto fattore;
fecemi la divina podestate,
la somma sapïenza e 'l primo amore.
Dinanzi a me non fuor cose create
se non etterne, e io etterno duro.
Lasciate ogne speranza, voi ch'intrate'.

           Así pues, traspasadas las puertas de la mano de Virgilio, Dante encontrará al barquero Caronte, quien transporta las almas condenadas de una ribera a otra del río. El río Aqueronte del griego Αχέρων Akhérôn, ‘temible’, puede traducirse como ‘río de la tragedia’ Aqueronte era uno de los cinco ríos del Inframundo. Se cuenta que en sus aguas todo se hundía salvo la barca de Caronte, que accedía a pasar las almas de los difuntos a cambio del óbolo o de monedas de ceniza que se ponían a los muertos en los ojos para pagarle la travesía. En la mitología Caronte, Χάρων Khárôn, ‘brillo intenso’ es hijo de Erebo y de la Noche.
           Se le atribuye una apariencia monstruosa y demoníaca; divinidad pagana transformada en demonio (ps.,XCV,5 omnes dii gentium daemonia) relampagea fuego por sus ojos, lo que le da su fuerza maléfica.
Si hay alguna alma que se retrasa, Caronte se sirve de la airada acción de remar para golpearla. 

    Caron dimonio, con occhi di bragia
loro accennando, tutte le raccoglie;
batte col remo qualunque s'adagia.

          El gesto impaciente de Caronte está retratado en  el Giudizio de la Capilla Sistina por Michelangelo.



 

domingo, 28 de octubre de 2012

Mῦθος: Edipo Rey

Si prestamos atención al tratamiento moderno que se ha dado al concepto de mito, encontramos que se ha intentado asimilar también a él, la idea de leyenda, saga e incluso el cuento. Esta última acepción, la de cuento popular o cuento maravilloso, me ha llevado inmediatamente hasta Vladimir Propp: un erudito ruso dedicado al análisis de los componentes básicos de los cuentos populares rusos, para identificar sus elementos narrativos irreducibles más simples. En 1928, publica su Morfología del cuento (Morfológiya skazki). Así, analizó los cuentos populares hasta que encontró una serie de puntos recurrentes que creaban una estructura constante en todas estas narraciones. Es lo que se conoce como "las funciones de Vladimir Propp".

Mi propósito inicial era haber realizado un análisis completo de la tragedia Edipo Rey, aplicando esta morfología del cuento propuesta por dicho autor. Mi sorpresa, al investigar en el tema, ha sido que este mismo autor ya había hecho el trabajo por mí. El folklorólogo ruso en 1994 publicó un ensayo titulado Edipo a la luz del folklore.

He llegado a este ensayo a través de otro autor, pues Juan José Prat Ferrer, en el año 2006 publica Bajo el árbol del paraíso. Historia de los estudios sobre el folclore y sus paradigmas. En este libro hace referencia al relato biográfico del héroe griego que mejor ha sobrevivido en la cultura contemporánea, es decir, Edipo. Cómo se ha mantenido en la tradición culta gracias al interés que ha suscitado no sólo entre estudiosos de las lenguas y literaturas clásicas, sino también, y sobre todo, gracias las teorías que los psicólogos desarrollaron sobre el complejo de Edipo.

Si alguno tiene tiempo y le apetece ojearlo:
http://books.google.es/books?hl=ca&id=9lF4vSTbg0cC&q=edipo#v=snippet&q=edipo&f=false

Propp parte de la siguiente tesis para llevar a cabo sus estudios estructurales: «En cada variante de cuento aduciremos materiales extrafolclóricos que muestran que el cuento no se construye sobre la libre fantasía, sino que refleja ideas y costumbres realmente existentes. De este modo, se abrirá ante nosotros no sólo la diversidad del motivo sino también sus fundamentos históricos

Al estudio e interpretación de parte de estos elementos "extrafolclóricos" del mito de Edipo, se ha dedicado mucha literatura en el último siglo. El profesor Juan José Prat Ferrer la repasa detalladamente en su obra, desde diferentes puntos de vista: mitólogos, folclorólogos, ideólogos,... o, sobretodo, psiconanalistas. Describe, en este sentido, las interpretaciones sobre nuestro mito que han dado autores como el mencionado Vladimir Propp, Eric Fromm, George D. Thompson , Joseph Campbell, George Devereux, Lévi-Strauss, ... incluso Jean-Pierre Vernant.