martes, 14 de mayo de 2013

Una superstición nueva y maléfica

        El cristianismo surgió como una secta más dentro del judaísmo, los apóstoles predicaron en las sinagogas y los que escucharon reaccionaron de maneras distintas: a muchos convencieron y otros muchos se indignaron. De esta manera, los cristianos tuvieron un doble lucha, en primer lugar en el interior del judaísmo, contra las demás sectas que les consideraban herejes y por otra parte contra los paganos.
        Los paganos lanzaron duras críticas a un cristianismo creciente, al que no terminaban de separar del judaísmo. Argumentos como los de Porfirio o los desafortunadamente perdidos de Celso, atacaron a los cristianos, a sus creencias y costumbres desde la misma raíz de sus documentos sagrados, las Escrituras. Además arremetieron también acremente contra la figura de su fundador, Jesús, a quien los cristianos consideraban el "ungido" profetizado en los Evangelios, calificándolo como un taumaturgo más del momento.
        La "misión" convirtió a los apóstoles en difusores del Verbum de Dios por todas las ciudades. El mensaje de esperanza, de reencarnación, de comunidad de bienes, de ayuda entre hermanos,.... era de fácil aceptación entre las oprimidas clases más bajas. De esta manera, el movimiento rápidamente se propagó por todas las provincias romanas.

       Entendieron los paganos que los cristianos iban a resultar demasiado perjudiciales para el estado, pues no adoraban a sus dioses, ni ofrecían el culto según las antiguas costumbres, ni al emperador... sino que obedecían a otras leyes bastante exclusivas. Incluso Tácito llegó a pensar que los cristianos odiaban al género humano. Por tanto, paralelamente a la expansión del cristianismo, se originó un odio repleto de prejuicios anticristianos por parte de la masa pagana.
        El historiador describe las costumbres de los judíos con rechazo: todo es profano, realizan actos abominables, sarnosos, los acusa de avidez y pereza, ... Inexplicablemente para Tácito "Estos ritos, fuera cual fuera el modo en que se introdujeron, están respaldados por su antigüedad; el resto de sus prácticas, siniestras y vergonzosas, se han impuesto gracias a la depravación".(Historiae, Libro V, 5)

       Los romanos, que tradicionalmente eran abiertos a incluir las religiones de los territorios vencidos, no podrían tolerar las actitudes que despreciaran a sus dioses y a sus costumbres: Nada se les inculca antes que el desprecio a los dioses, el desamor a la patria y el tener a padres, hijos y hermanos por cosa sin valor. (Historiae, Libro V, 5)

       Tácito también rechaza un posible sincretismo entre los ritos judíos y el culto a Líber porque Líber instituyó unos ritos festivos y alegres, y los usos de los judíos son grotescos y sórdidos. (Historiae, Libro V, 5)
 
Suetonio, en Vida de los Césares,  califica el cristianismo como superstición maléfica.
(...) se persiguió con tormentos a los cristianos, una agrupación de individuos peculiar, que practicaba una superstición nueva y maléfica. (Nero, 16)

Plinio el Joven en una de las cartas dirigidas al emperador Trajano, advierte que los cristianos estaban ya muy extendidos, al igual entonces que las causas contra ellos. Los compara con una enfermedad contagiosa.
Y el contagio de esta superstición no se ha extendido únicamente por las ciudades, sino que se ha propagado también por los pueblos y el campo. Creo, no obstante, que la enfermedad puede ser detenida y curada. (Epistulae X 96, 9).

        Así, fueron objeto de duras persecuciones por parte de los emperadores: Nerón, Domiciano, Trajano....Hasta que, finalmente, la peculiar conversión del emperador Constantino supuso una nueva etapa para el cristianismo.

       Por otra parte, ya en los primeros siglos surgió mucha literatura en defensa de la Iglesia y de los cristianos. Autores como Lactancio, Arnobio, Tertuliano cargaron sus tintas, no sólo para desmentir las calumnias vertidas contra el cristianismo, si no, a su vez, para poner de manifiesto las cosas absurdas en las que se fundamentaba el paganismo. Uno de los documentos más explícitos de esta controversia lo encontramos en Contra Celso donde Orígenes rebate punto por punto todas las acusaciones de Celso.

        No debemos olvidar que el cristianismo convivió con otras corrientes de pensamiento muy influyentes en la época y en sus propias doctrinas, los ritos de las religiones mistéricas eran extendidos, a la vez que el culto al sol o el Neoplatonismo, que allanaron el terreno pagano preparándolo para un viraje hacia el monoteísmo.