El cristianismo surgió
como una secta más dentro del judaísmo, los apóstoles predicaron
en las sinagogas y los que escucharon reaccionaron de maneras
distintas: a muchos convencieron y otros muchos se indignaron. De esta
manera, los cristianos tuvieron un doble lucha, en primer lugar en el
interior del judaísmo, contra las demás sectas que les consideraban
herejes y por otra parte contra los paganos.
Los paganos lanzaron
duras críticas a un cristianismo creciente, al que no terminaban de
separar del judaísmo. Argumentos como los de Porfirio o los
desafortunadamente perdidos de Celso, atacaron a los cristianos, a
sus creencias y costumbres desde la misma raíz de sus documentos
sagrados, las Escrituras. Además arremetieron también acremente
contra la figura de su fundador, Jesús, a quien los cristianos
consideraban el "ungido" profetizado en los
Evangelios, calificándolo como un taumaturgo más del momento.
La "misión"
convirtió a los apóstoles en difusores del Verbum de Dios por
todas las ciudades. El mensaje de esperanza, de reencarnación, de
comunidad de bienes, de ayuda entre hermanos,.... era de fácil
aceptación entre las oprimidas clases más bajas. De esta manera,
el movimiento rápidamente se propagó por todas las provincias
romanas.
Entendieron los paganos
que los cristianos iban a resultar demasiado perjudiciales para el estado,
pues no adoraban a sus dioses, ni ofrecían el culto según las
antiguas costumbres, ni al emperador... sino que obedecían a otras
leyes bastante exclusivas. Incluso Tácito llegó a pensar que los
cristianos odiaban al género humano. Por tanto, paralelamente a la
expansión del cristianismo, se originó un odio repleto de
prejuicios anticristianos por parte de la masa pagana.
El historiador describe
las costumbres de los judíos con rechazo: todo es profano, realizan
actos abominables, sarnosos, los acusa de avidez y pereza, ...
Inexplicablemente para Tácito "Estos
ritos, fuera cual fuera el modo en que se introdujeron, están
respaldados por su antigüedad; el resto de sus
prácticas, siniestras y vergonzosas,
se han impuesto gracias a la depravación".(Historiae, Libro V, 5)
Los
romanos, que tradicionalmente eran abiertos a incluir las religiones
de los territorios vencidos, no podrían tolerar las actitudes que
despreciaran a sus dioses y a sus costumbres: Nada
se les inculca antes que el desprecio a los dioses, el desamor a la
patria y el tener a padres, hijos y hermanos por cosa sin valor.
(Historiae, Libro V, 5)
Tácito también rechaza un posible sincretismo entre los ritos judíos y el culto a Líber porque Líber instituyó unos ritos festivos y alegres, y los usos de los judíos son grotescos y sórdidos. (Historiae, Libro V, 5)
Suetonio,
en Vida
de los Césares,
califica el cristianismo como superstición maléfica.
(...)
se persiguió con tormentos a los cristianos, una agrupación de
individuos peculiar, que practicaba una superstición nueva y
maléfica. (Nero, 16)
Plinio
el Joven en
una de las cartas dirigidas al emperador Trajano, advierte que los
cristianos estaban ya muy extendidos, al igual entonces que las
causas contra ellos. Los compara con una enfermedad contagiosa.
Y
el contagio de esta superstición no se ha extendido únicamente por
las ciudades, sino que se ha propagado también por los pueblos y el
campo. Creo, no obstante, que la enfermedad puede ser detenida y
curada. (Epistulae X 96, 9).
Así, fueron objeto de
duras persecuciones por parte de los emperadores: Nerón, Domiciano,
Trajano....Hasta que, finalmente, la peculiar conversión del
emperador Constantino supuso una nueva etapa para el
cristianismo.
Por otra parte, ya en los
primeros siglos surgió mucha literatura en defensa de la Iglesia y
de los cristianos. Autores como Lactancio, Arnobio, Tertuliano
cargaron sus tintas, no sólo para desmentir las calumnias vertidas
contra el cristianismo, si no, a su vez, para poner de manifiesto las
cosas absurdas en las que se fundamentaba el paganismo. Uno de los
documentos más explícitos de esta controversia lo encontramos en
Contra Celso donde Orígenes rebate punto por punto todas las
acusaciones de Celso.
No debemos olvidar que el
cristianismo convivió con otras corrientes de pensamiento muy
influyentes en la época y en sus propias doctrinas, los ritos de las
religiones mistéricas eran extendidos, a la vez que el culto al sol
o el Neoplatonismo, que allanaron el terreno pagano preparándolo para un
viraje hacia el monoteísmo.